domingo, 30 de octubre de 2011

Si esto no es amor...

Hace unos días que estoy a plan (me encanta esta expresión), todavía me quedaban unos kilitos del embarazo y ver veinte pares de pantalones vaqueros en mi armario y que no me entre ni uno motiva para intentarlo. Así que, sin prisa pero sin pausa dí el pistoletazo de salida junto a mi chico. Él odia las dietas, pero siempre quiere hacerlas. Al tercer día está cabreado porque pasa hambre y deja la dieta. Yo que tengo mucha fuerza de voluntad continúo, pero un día a la semana me lo dejo libre. El viernes para cenar hice tortilla de patata, a mi chico le encanta y estaba de antojo desde que habíamos dejado de comer cosas ricas y pimientos de piquillo rellenos con salsa. Para el sábado había sacado del congelador unas hamburguesas, pero como sobró comida de la noche anterior, se las dejó para cenar.
A las 23:00 del sábado (le tocó currar) me llama para decirme que si la niña no estaba dormida podía ir a por pan de hamburguesas al chino y sacar a Homer, pero Vega ya dormía plácidamente, así que ni saqué al perro ni fuí a por el pan. He aquí mi muestra de amor:
Los míos quedaron parecidos,
pero sólo hice 2 (de un golpe,
podrían abrir la cabeza a cualquiera)
Me meto en San Google y le pregunto ¿cómo se hace pan de hamburguesas?Así que, me ves a mí a las 00:00 liando una en la cocina que pa´qué, harina, agua, sal, leche, un poco de azúcar (me faltaban las pepitas) pero una improvisación, es una improvisación, venga a mezclarlo todo y entonces recuerdo a MdP, su sabio consejo en mi entrada anterior de las manualidades: un poco de harina para que no se pegue, y me pringo toda la mano para que la masa no se descuajaringue, venga a darle forma y saco dos panes de hamburguesas, los meto al horno y llega mi chico, que me mira con cara de TúEstásLocaDeRemate.
El resultado, la verdad, mejor de lo que esperaba, claro que las medidas me las salté por el forro y los panes pesaban un quintal. Hamburguesas de medio kilo. Teniendo en cuenta que mi chico se las comió sin rechistar después de toda mi odisea, y eran casi las 2 de la mañana, el pobre acabó confesando "me duele la tripa".

Nos acostamos, y sobre las 5 aproximadamente, aunque no estoy segura, justo era la noche del cambio de hora, Vega empezó a quejarse y a llorar un poquillo. Lleva unos días así, como rara por las noches. Ella duerme del tirón desde hace meses, pero no sé si los dientes están haciendo de las suyas y se despierta de vez en cuando, quejicosa. Me fuí a su habitación, la intenté calmar, me volví a mi dormitorio, estaba a punto de meterme en la cama cuando volvió a llorar. Regresé y he aquí mi segunda muestra de amor:
Bajé la barandilla de la cuna "Hija, échate a un lado, que allá voy". Ni corta ni perezosa me metí en su cunita y así dormimos hasta las 8 de la mañana (las 9 de antes). Me levanté para prepararla el desayuno, con dolor de cuello y las piernas con el síndrome de turista. Llegué a la cocina de puro milagro, parecía Chiquito de la Calzada en sus tiempos mozos. La dí su bibe y a dormir de nuevo. Pero esta vez, cada una en su cama.

martes, 25 de octubre de 2011

Cagalidades y sirenita al agua

Un regalo muy especial, o eso me parece a mí. Fácil de hacer, un recuerdo para toda la vida. Lo veo en el estante de unas grandes superficies, iba a comprar el regalo de H. El luchador (aprovecho para decir, que está felizmente en casa, con sus padres, y casi con 3 kilos de peso, si no los tiene ya.) y acabo pagando una cosa para el papá de chiquipiturra cuqui.
Abro la caja, leo, releo, vuelvo a releer las 7 líneas escasas que vienen en las instrucciones. Es fácil, lo tengo clarísimo. Me lavo a conciencia las manos, abro la bolsa que contiene una plasta blanca homogénea que hay que amasar, yo que en mi época de estudiante trabajé en tiendas de ropa y no en Telepizza, cojo el rodillo y me pongo a amasar, no rueda, el rodillo se ha llenado de trozos blancos, si lo sigo pasando la pasta se sigue pegando, entonces hago asociación de ideas amasar-manos-anuncio pizza volando de Telepizza, pero el desastre continua, ahora se me pega en las manos, me tiro despegando cachitos un buen rato, Vega se empieza a cabrear porque quiere que la coja y yo con las manos en la masa.
Como el rodillo que adjuntan está inutilizable por la cagada anterior, se me ocurre pillar el rodillo que tengo  yo, cuya diferencia de tamaño es básicamente de 30 centímetros. Así que, ahí estoy yo, dispuesta a aplastar la masa en forma de cuadrado, para poder apoyar la huella de mi bebé.

A la primera me sale fatal, vuelvo a hacer una bola, venga, otra vez más. No me sale cuadrada. Otra vez, pero bueno ¿qué es esto?una astilla del rodillo, me acerco aún más, un pelo de gato incrustado en la masa, pelusillas varias....¿Qué cojones cáspitas he hecho mal, si estoy en superficie limpia y manos lavadas?
Me empiezo a frustrar, si ponía que era fácil. Ya tengo el cuadrado, llega lo mejor, apoyar el pie de Vega. Cojo su pie y sin pensármelo lo planto en la masilla. Ella que no se que tendrá con los pies, que además de que no hay quien la calce, estira los dedos y los separa a más no poder, la huella parecía la zarpa de un minidinosaurio y no la de un bebé de 8 meses. Vuelve con el rodillo para quitar la huella. Así tres veces más ¿Os hago un croqui de la cantidad de mierda que acumuló la plasta u os podéis hacer una idea?
Finalmente conseguí una huella medianamente digna de enmarcar. Vamos, no lo intenté más porque sino la masa se hubiera desintegrado en el espacio.

Después de esta experiencia tan mala con las manualidades, vivo acojonada con la llegada de la asignatura de Plástica en la vida de Vega. Tengo unos años para ir practicando.

Ayer fue el primer día de Vega en natación, le encanta el agua, chapotea, se ríe y se lo pasa genial. Yo me moría de la risa verla con el gorro y el bañador. Es la más pequeña del grupo. Así que, los ejercicios los hacía yo, ella se dedicaba a salpicar de la emoción y a chupar los muñecotes que teníamos que llevar de un lado a otro.
Otro de los ejercicios era pasar por una tabla, bien andando o bien gateando y tirarse con la mamá al agua. Mi cuqui se plantó en la colchoneta y se quedó mirando a todos los presentes. Ni anda ni gatea, así que a volar y al agua.
La clase se terminó jugando al corro de la patata y cuando decíamos "Achupé, achupé, sentadita me quedé" había que meter la cabeza en el agua, salir y aplaudir. Cuando salió me miraba con cara de qué me has hecho, pero no lloró ni nada.

lunes, 17 de octubre de 2011

Una tarde para adiestrar y consejos útiles para una primeriza

Ayer tuvimos nuestra primera sesión de adiestramiento con Homer. No os había contado nada antes, porque estaba esperando a tener la primera toma de contacto.
El mes pasado me apunté a un concurso en facebook del blog Crecer juntos con arte, en el que publiqué una foto de Homer y Benito juntos y el premio, era un curso de adiestramiento canino. La verdad que no esperaba nada, porque nunca me suele tocar. Así que, fue toda una sorpresa cuando Vale y Antonio se pusieron en contacto conmigo para decirme que había resultado ganadora. Yupiiiiiii!!!! ¿Yooooo? No me lo creía. ¡Qué ilusión!

Pasamos una tarde maravillosa y aunque Homer tiene el melón un poco duro, se que conseguiremos nuestros propósitos.
Si no conocéis el blog os animo a que paséis a echar un vistazo. Valentina, su creadora, es psicóloga y trabaja en grupos con bebes y padres. De hecho organiza talleres, los domingos, en El Retiro y tengo entendido que los peques se lo pasan pipa. El último que ha hecho ha sido ¿A qué puedo jugar con mi hijo para ayudarlo a dejar el pañal? A través de un libro que se titula "Ya he acabado" de Victoria Roberts. Lee Wildish.

Mientras que Antonio daba instrucciones a mi chico de cómo pasear a Homer o conseguir que se siente, Vale y yo íbamos charlando sobre el blog, del mundo subterráneo que hay en internet, del cariño que se os coge sin conoceros en persona y de como hablando con gente, yo por ejemplo, comento algo que he leído en un blog y me miran raro, como pensando "ésta, está tarada".

Al final acabamos en casa, para que Homer no se despistara demasiado con otros perros y atendiera mejor a las indicaciones. Mientras que los chicos estaban en el patio, nosotras pasamos a la habitación de Vega y Valentina me enseñó unos truquillos para favorecer el gateo de la peque, que aunque, ya tiene 8 meses, la tía, es muy comodona y de moverse, ni hablar.

Así que, como véis, no sólo hubo clase para el perro, sino también para una mami primeriza que va aprendiendo poco a poco.

Desde aquí, os doy las gracias!

lunes, 10 de octubre de 2011

Cuando las cosas sencillas, nos hacen tan felices...

Desde luego, año tras año he sido consciente de la equivocación de mi vocación profesional, pero ahora la cosa ha empeorado, porque cada día pienso "joder, qué mala elección hice". No, por nada. A mí, mi trabajo me encanta, bueno, me encantaba. Ahora, como sabéis, soy mamá full time. Pero es que, de repente, me voy conociendo más y digo "coño, de entre las opciones que tenía en mente, podía haber escogido otra" incluso a veces pienso "mecagoentóloquesemenea con lo que me gusta a mí esto o lo otro, ¿por qué nunca se me pasó por la cabeza querer trabajar en eso o en lo otro?

Me desvío del tema, pero es que mi mundo laboral está dando vueltas ¡gira, que te gira, la noria!

El sábado al mediodía cuando mi chico llegó de trabajar nos fuimos a ver a mi abuela, el pueblo es pequeñito. Gente joven básicamente no es que haya mucha, que digamos. Es tranquilo no, lo siguiente. Vamos pa´descansar está de lujo. Cada vez que vamos, yo me harto a hablar con mi abuela y mi chico se lleva un filón de pelis para no aburrirse. Pero este sábado, ya tenía el plan perfecto. Entre las 18:00 y las 23:00 se produjo una lluvia de estrellas de las Dracónidas con mucha intensidad. Siempre me ha gustado el mundo de la astronomía, pero cada día me gusta más. Vega es la quinta estrella más luminosa del cielo nocturno. Y, aunque no sé reconocerla, en noches con cielo despejado miro una y mil veces, porque se que una de ellas es la que da nombre a mi cuqui (ahora, la llamo así y se descojona).
A las 18:00 estaba como una niña pequeña en la noche de reyes tirando de la manga a mi chico para salir con él a ver la lluvia:

Yo: ¡venga, que se van a acabar!
Mi chico: ¡Hasta que no sea de noche no se ve, hasta las 23:00 tienes tiempo!
Yo: Vaaaaaale...

Estuve trasteando hasta que se hizo de noche, hicimos una visita a una amiga de mi abuela y a la vuelta:

Yo: venga, vamos a salir ya...
Mi chico: ¡Vamos a bañar primero a la niña y después salimos!
Yo: Jo, es que tengo ganas de enseñárselas
Mi chico: La niña no entiende y hace frío...
Yo: Vaaaaaaale...

Bañamos a la niña, cenamos nosotros, acostamos a la niña
Yo: ¿Salimos ya? (Sin parar de tirar de la manga)
Mi chico: Me voy a duchar y salimos...
Yo: Jooooo, que me voy a quedar sin verlas!!!!

Se ducha y ya que estamos, pues decido ducharme yo también
Yo: ¿Ahora ya sí?¿Salimos?
Mi chico: ... (Se acomoda en el sillón)
Yo: Jooooo, pues yo me salgo!

Al final me sigue, y por fin salimos. Nos fuimos a una era que estaba oscura, seguí la norma "dar la espalda a la luna" y ahí estaba...todo el cielo repleto de estrellas, ¡guau! y de repente, la primera estrella fugaz, salté de la emoción. Luego otra, otra y otra. Mi chico y yo abrazados, mi cuqui durmiendo plácidamente en su cunita, el silencio, la oscuridad de la noche, las estrellas nos miraban fijamente...¡Qué momentazo!...felicidad suprema multiplicada por mil