viernes, 3 de agosto de 2012

Batiburrillo Vega

Nou, nou, nou.....tengo en casa una pequeña Amy Winehouse, sólo espero que se parezca a ella en la pronunciación británica para decir el no, porque sino, vamos listos. ¡Qué pena de mujer, con el vozarrón que gastaba y lo desaprovechada que se fue a la tumba! Joder, acabo de empezar a escribir, y ya me he desviado, a lo que iba....

En todo este tiempo que llevo sin pasarme por aquí, soy un puto desastre, lo sé, pero qué le vamos a hacer, pues han pasado muchísimas cosas....vaya novedad que os he venido a contar, ¿eh? Si es que estoy sembrá hoy....que me desvío otra vez.

Pues eso, Vega dice muchas palabras sueltas, ciiii ( se parece a la del anuncio de no-ci-lla), mamá, papá, agua, tete, uapa (la g todavía no la incluye en este término), one está (aquí pone entonación de pregunta), pero hay una, sólo una, que cada vez que la escucho, un escalofrío recorre mi cuerpo y empiezo a notar sudores fríos....pensaréis, ¡qué xagerá!
Pero atent@s, la palabra es APATOS (la z todavía no la incluye en este término)....qué....cómo os quedáis??? a que me entendéis!!!
Tiene una ligera obsesión (digámoslo así) por los zapatos de todo el mundo, zapato que ve sin dueño, zapato que se prueba....el número, da igual.....un 36, un 45, o un 28...y entonces dice APATOSSSSS!!!! como si no hubiera nada más en la Tierra. Su padre se echa a temblar y siempre apunta lo mismo "La que me espera con las dos de compras".

La morena come como una lima sorda, ¿por qué se dirá "como una lima sorda"? No sé, pero así es como come. Da igual 8 que 80, puré de verduras, sopa, pollo, pizza, perrito caliente, lubina, natillas, guisantes con jamón, rabo de toro estofado......Mmmm....he dicho ¿rabo de toro???...Con esto os queda claro que come de todo, ¿verdad?

Ha estado dos meses en la escuela infantil, y el balance ha sido positivo, muy positivo, a pesar de las 3 primeras semanas en las que no paró de enfermar, y yo estaba agobiadísima. La adaptación no fue muy dura, todo el mundo me decía que saldría llorando, que lo pasaría mal. Pues no, me ayudó estar segura de la decisión que había tomado y pensar que la dejaba en buenas manos. Ella lloró el tercer y cuarto día, el resto de días se tiraba a los brazos de su profesora y me decía adiós con la manita.

Ahora disfrutamos un mes de vacaciones las dos juntas, aprendiendo a nadar, a vaciar los bricks de batidos en el suelo, a descolgar la puerta de un armario de tanto abrirla, a hacer la croqueta en la cama, a vaciar los muebles de la cocina, a ordenar desordenar los APATOS del zapatero, a sacar los pañales de su sitio, a coger trozos de pan duro y comerlos (que conste, que los guardo para rallarlos), a tirar el agua y entafarrarla con las manos, a comer natillas sola, a sacar la fregona del cubo y fregar sin escurrir, a pasar después el cepillo para barrer el agua, ¡¡¡Vacaciones, dulces vacaciones!!!